Sinopsis
Antiguamente los pastores movían temporalmente sus rebaños durante «la reciella». Consiste en el aprovechamiento de los mejores pastos para el ganado, moviéndose entre el puerto y el valle: entre el final de la primavera y comienzo del otoño en las mayadas o brañas (1000-2000 metros de altura) y entre comienzos del otoño y mediados de la primavera en las invernales (entre 600-100 metros de altura). Los hermanos Mier son los dos últimos pastores que quedan en estas montañas que, aún con su rebaño muy mermado, continúan haciendo la reciella. Al contrario que otros pastores cuando les ha llegado la hora de jubilarse, no se han ido, ya que no entienden la vida de otra manera, ni en otro sitio. Incluso el lobo y su sobreprotección, que ha terminado con casi todo el pastoreo en Picos, no ha podido con ellos. El lobo está y se adentra cada vez más, pero ese hábitat también es el de Fernando y Manolo. La orografía del terreno y la climatología son dos condicionantes que afectan a su modo de vida de una manera inexorable y que ellos aceptan, pero sin ningún estoicismo, ya que es su elección. Lo que sí condiciona y cambia su actividad es el paso de las estaciones. Según la época del año hay determinadas tareas que se priorizan sobre otras y traslados que el ganado requiere. También las estaciones suponen para ellos mayor o menos aislamiento y soledad, existiendo grandes contrastes entre unas y otras. Manolo y Fernando sufren una especie de hibernación en Vierru (aunque no paran de trabajar), y la llegada de la primavera supone un cambio importante en sus vidas. Después llegará nuevamente el verano, y tras él, irremediablemente de nuevo el otoño y el invierno.
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